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La faringitis es una molestia muy grande para nuestra garganta cuando la padecemos siendo necesario poner soluciones cuanto antes. Por este motivo, en el siguiente artículo te dejamos 11 remedios de la abuela para tratarla que pueden ayudarte a recuperarte cuanto antes.

1. Té de jengibre

El jengibre es una raíz que cuenta con diferentes propiedades antiinflamatorias ayudando a nuestra garganta a recuperarse de la faringitis rápidamente. Para ello, se recomienda preparar un té con agua hirviendo del que sacar el extracto de este y mezclarlo con limón y miel. Los efectos de este remedio suelen ser muy rápidos, pero se recomienda repetir el proceso al menos dos veces al día si hablamos de casos muy molestos. Esta solución también proporciona alivio a la garganta durante el proceso de curación haciendo el dolor más soportable.

2. Té de ajo

El ajo es otro alimento que cuenta con grandes propiedades beneficiosas para la salud como las inflamaciones, por lo tanto, es un remedio estupendo cuando queremos combatir la irritación de garganta. No es la infusión con mejor sabor, pero es un remedio rápido y eficaz. Para preparar este té, tenemos que coger tres dientes de ajo y hervirlos en agua. Después, añadimos medio limón y miel y lo mezclamos todo. Con tomar esta solución una al vez es suficiente, aunque no es recomendable para los más pequeños, quienes pueden tomar remedios más livianos.

3. Sopa de pollo

Las comidas calientes y poco agresivas con nuestra garganta también son de agradecer para favorecer la recuperación de la faringitis de una forma óptima. También se dice que las propiedades de la propia comida en sí ayudan a recuperarnos de las afecciones de garganta, ya que reducen la mucosidad y por la presencia de ciertas vitaminas beneficiosas. El caldo de pollo podemos hacerlo casero siendo siempre más recomendable, pero actualmente el mercado está lleno de opciones válidas y de buen sabor que nos pueden ayudar a alimentarnos durante las enfermedades sin provocarnos daños o reducir el consumo.

4. Vapor de menta

La menta es una hierba muy empleada para resfriados o afecciones de garganta. Podemos tomarla a partir de infusiones creadas de la propia hoja, a través de caramelos o también inhalando el vapor resultante de su calentamiento. Este vapor abre los pulmones y los conductos de la garganta reduciendo la hinchazón y provocando una notable sensación de alivio, así como un efecto refrescante. La menta entre sus muchas propiedades contiene analgésicos, antiinflamatorios y antibacterianos que nos favorecen la rápida recuperación.

5. Manzanilla

La manzanilla es una de las infusiones más comunes, pero sus propiedades son recomendadas para tratar la faringitis. Esto es así, ya que se trata de un astringente natural que mezclado con miel sirve para aliviar las dolencias e hidratar los tejidos dañados de la garganta. Podemos preparar nosotros mismos esta infusión, pero actualmente encontramos una gran cantidad disponible igual de efectiva en cualquier supermercado.

6. Vinagre de manzana

El vinagre es un fuerte antibacteriano que nos ayuda a tratar esta dolencia si hacemos uso de él. Tenemos que hacerlo mediante gárgaras o mezclando un chorro con algunas de las infusiones anteriores en función de la tolerancia que tengamos a este líquido. Sin embargo, aunque su sabor sea molesto, lo cierto es que si lo hacemos con frecuencia notaremos una mejoría constante y una reducción de la hinchazón rápida. Se recomienda hacer al menos un par de veces las gárgaras teniendo cuidado de no bebernos esta sustancia para no hacernos más daño.

 

¿Es bueno el clavo de olor para la faringitis?
¿Son buenas las gárgaras con sal para la faringitis?

Las gárgaras con agua tibia y sal son empleadas para curar afecciones de garganta como la faringitis. Esto es así porque la sal extrae la mucosidad de la zona reduciendo la hinchazón. Es recomendable hacer este proceso durante 1 minuto varias veces al día para que su efecto comience a percibirse. Sin embargo, nunca hay que tragarse este líquido y tenemos que asegurarnos de beber agua en cantidad, ya que la sal produce deshidratación.